nicolás campodonico

Giros, en la vereda de PROA, se trata de una instalación de arquitectura, que se nutre de dos viajes: El primero, el de sus autores en busca de re-conocer la materia prima, el acero, en su fuente, la fábrica de Ternium en San Nicolás. El segundo, el periplo que el acero recorre desde su nacimiento en el Alto Horno como arrabio, su transformación en planchones, su conformado en bobinas y finalmente su desplazamiento hasta Ensenada, pasando justamente por el frente de PROA.

Con la vocación de conseguir el máximo resultado con el mínimo esfuerzo, el proyecto consiste en “bajar” de su recorrido una bobina entera en la mitad de su camino, en “Caminito”. Diez toneladas de acero, laminado en caliente en calibre de ¼ de pulgada (6,35 mm); más de 100 metros de chapa de acero de 1,5 metros de alto. La bobina cortada al medio nos brinda 34 piezas con forma de medio tambor, medias circunferencias, que se unirán de a dos, constituyendo piezas estables, cóncavas y convexas que conformarán una trama interior, una textura en sus bordes exteriores, una serie de lugares, posibles de atravesar y recorrer.

El despliegue de las piezas sobre la vereda se ordena a partir de una trama de círculos superpuestos, la cual permite regular distancias y relaciones. Luego, la instalación va encontrando y potenciando vínculos: con los árboles, con la fachada del edificio, con la calle y finalmente con el ingreso a PROA. Los giros de cada pieza con respecto a las otras otorgan una diversidad de relaciones que finalmente se perciben como un movimiento rítmico, como si de ondas se tratara, parecidas pero diversas, a pesar de estar íntegramente realizada con una sola pieza.

Una vez concluida la instalación, al cabo de unos meses, estas piezas volverán a ser parte del material que se utiliza en cada colada del horno de fundición para regular temperatura, densidad y características técnicas para luego conformar nuevos planchones, nuevas bobinas, nuevos viajes.